Por Lisbet Mejías. Aventura, FL.- La toma de posesión presidencial de Donald Trump este 20 de enero tuvo una repercusión global por su simb...
Por Lisbet Mejías.
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Aventura, FL.- La toma de posesión presidencial de Donald Trump este 20 de enero tuvo una repercusión global por su simbolismo y el regreso de Estados Unidos al respeto de su Constitución, lo cual, más allá del agradecimiento de todos los estadounidenses de bien, ha sido la gran lección que deberían entender todos los cubanos: un gobierno basado en elecciones libres, por selección de sus ciudadanos y, sobre todo, bajo el respeto de la libertad, la ley y el orden.
Lamentablemente, los cubanos estamos a años luz de alcanzar siquiera un ápice de lo que pudimos ver ayer y de la importancia que tiene para una nación el respeto de las tradiciones como la de juramentación presidencial que data de unos 250 años de república con sus tres poderes bien divididos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Me pregunto cuándo veremos algo parecido en Cuba si lo único que tenemos son presidentes puestos a dedo y una oposición que da la espalda a la constitucionalidad para aceptar la traición al pueblo de convivir y compartir el gobierno con los mismos dictadores que tanto dolor nos han traído.
Los cubanos tienen en el ejemplo constitucional de EE. UU. una guía que funciona y funcionará por muchos años, pero que lamentablemente se resisten a ver porque es más fácil seguir a estos adalides del cambio fraude que proponen perdón y olvido porque es más factible para quien no tiene claro el significado de la palabra libertad o derechos constitucionales. Pero una nación libre y soberana, como lo es Estados Unidos, no puede construirse con tanta mezquindad y con una oposición que nos vende un cambio fraude dentro de Cuba como si fuera la única opción.
Y repito la idea de mi anterior artículo: Olvídense de que Trump pueda llevar la libertad a Cuba. Su única mención a Latinoamérica fue el Canal de Panamá. Es cierto que entre sus primeras órdenes ejecutivas firmadas ya devolvió a la isla a la lista de países terroristas, pero... ¿y el levantamiento del artículo III de la Ley Helms-Burton que es mucho más preocupante se revirtió...? Se los dejó de tarea.
Hace solo unas semanas, antes de la juramentación, vimos a los políticos cubanoamericanos de siempre desfilar por Mar-a-Lago en lo que parece ser una designación para que ellos sigan con el chiste de Cuba, porque ya hemos visto que Trump tiene otras prioridades y ya no volverá a morderlo el mismo perro en su administración anterior. Tanto Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar como Carlos Giménez serán presuntamente los encargados de engrasar las cajas de bola de este Cambio Fraude que ya ha empezado a rodar con el levantamiento del perfil público de José Daniel Ferrer y sus manejadores en el sur de la Florida. Y como muestra, ya pusieron al senador Rick Scott a hablar con el líder de la UNPACU como si fuera el encarcelado de mayor envergadura del universo cuando todos sabemos de la pata que cojea.
Y para muestra de que no estoy equivocada, Ferrer acaba de subir un post a sus redes donde hace un llamamiento al dictador Miguel Díaz-Canel para que afloje la mano contra el pueblo y de paso decir alto y de sus propias palabras la necesidad de una RECONCILIACIÓN NACIONAL.
Lo que más me molesta es ver cómo insultan nuestra inteligencia al crear una historia fantástica alrededor de Ferrer. Todo preso político o plantado no me dejará mentir. De las cárceles políticas cubanas no se sale ni con la dentadura brillosa, ni mucho menos con pliegues grasos alrededor del cuello. El deterioro físico de alguien que pasa meses en celdas de castigo, como supuestamente dice Ferrer que estaba, es evidente a la hora de la excarcelación. Los daños psicomotores son tan grandes que apenas puedes tener coherencia ni controlar movimientos involuntarios como el de las manos. Pero se nos vende esa imagen de héroe fuerte y allá van los cubanos y políticos a comprar semejante cuento chino.
No es posible que un líder, como dice ser, salga del penal sin que ni un solo miembro de su organización, que supuestamente oscilaba entre 1200 a 1500 miembros afiliados a la UNPACU, haya ido a recibirlo. Y que en menos de 48 horas ya esté sentado en un sillón balanceándose sin observar ni un solo deterioro que mencioné anteriormente y que he corroborado con varios presos políticos aún vivos. Tuve la oportunidad de hablar con un amigo que entrevistó al expreso político cubano, el negro Eusebio Peñalver, quien le había dado lujo de detalles de cómo se sale de una prisión política en Cuba. En el caso de Ferrer no deja mucho que decir su buen estado físico.
Lo evidenciado ayer en la juramentación de Trump nos dice claramente que los cubanos estamos a años luz de tener conciencia constitucional y respeto de la libertad. Entre las primeras órdenes ejecutivas firmadas por el presidente está la Restitución de la Libertad de Expresión, un derecho que los propios cubanos del exilio irrespetan y violan. Los pandilleros -no encuentro mejor palabra para definirlos- del cambio fraude impulsado por esta nueva oposición cóncava y convexa ni siquiera están educados en ese derecho, asumiendo el mismo lenguaje que aprendieron del castrismo donde una opinión diferente debe ser eliminada a como dé lugar en vez de fomentar un debate civilizado para llegar a consensos.
Desde la excarcelación de Ferrer, el tema de Derechos Humanos parece ser el lema del matutino. Es lo único que les preocupa porque al parecer no les molesta convivir con el opresor. Nada de empezar de cero. Nada de sacar al PCC de la vida política de Cuba. NO. Convivir es la palabra y ni siquiera ven que la actual Constitución del 2019, con la que ellos no tienen ningún problema, dice claramente en sus artículos IV y V que el carácter socialista y comunista de esa Carta Magna, así como el PCC, están por encima de todo.
Es cierto que algunos, como Cuesta Morúa, se han aventurado a proponer cambios cosméticos del documento, pero no su esencia, así que en un final, con esa aceptación de esa oposición fraudulenta, lo único que se hará es perpetuar el régimen y, en el mejor de los casos, poner a un presidente futuro como Ferrer que no se baje del poder como hasta ahora lo han hecho todos.
Ante tanta traición, no se crean que solo escribiré estas denuncias o que me quedaré en el canal Todo al Fuego. Muchos cubanos están despertando y se están sumando al Movimiento Generation New Republic, que es hoy la resistencia ante tanto descaro. Vamos a actuar. Denunciaremos estas barbaridades con nuestros propios esfuerzos.
El nuevo departamento creado por Trump, el DOGE, ha comenzado a trabajar. Presionaremos para que al menos revisen qué pasa con esas organizaciones que usan el dinero público para supuestamente llevar cambios en Cuba. Porque no han tenido resultados y deben dejar de estar robándole el dinero al gobierno federal.
Y en caso de los grupos que igualmente piden un cambio fraude, será tarea nuestra seguir exponiéndolos pese a tanta campaña de agresividad a mi persona, cayendo incluso en difamaciones sin fundamento alguno. Una muestra más del desconocimiento de los derechos constitucionales que todo ciudadano libre tiene y del respeto por la ley y el orden.
No me callaré. Con la nueva administración de Trump, un nuevo comienzo se abre a nuestros ojos. La libertad de Cuba puede ser real si aprendemos a conducirnos constitucionalmente y si entendemos de una vez y por todas que con la dictadura NO se negocia, porque no puede haber Patria si comulgamos con los mismos que la dañaron. Y como siempre digo, #MuyFuerteTodo
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